Hoy en día el desarrollo de la gestión de los equipos se realiza del yo al nosotros. Un buen «yo», con las características adecuadas, puede crear grandes equipos directivos.
La gestión de equipos es el mayor desafío de una pyme actualmente por varios motivos.
- las personas han cambiado, nunca como ahora la diferencia ha sido tan notoria dentro de la misma generación.
- el tiempo es apremiante y no solemos utilizarlo para cultivar y amplificar relaciones profesionales diarias.
- estamos tan sobre estimulados que alinear equipos para priorizar metas o acciones es muy complejo.
- la insatisfacción por el trabajo es enorme y difícil de contrarrestar.
Y esto es solo a punta del iceberg.
La gestión del equipo de trabajo desarrolla el NOSOTROS como conjunto de personas con un mismo propósito, alineadas para lograr un objetivo, una meta.
Ese nosotros tiene un origen, una semilla. Ese germen se sitúa en su RESPONSABLE. Y no digo ni jefe ni líder porque ninguna de esas tres definiciones es banal ni superficial.
Un responsable responde de algo o de alguien. Una persona con personas a su cargo responde de ellas a tres niveles,
- funcional (cumple las funciones asignadas)
- operativo (realización de acciones u operaciones para conseguir los resultados necesarios) y
- social (relaciones profesionales entre los miembros del equipo)
Un líder es aquella persona que inspira, que motiva, que puede impulsar a un equipo a ofrecer lo mejor de sí mismos.
Es alguien que puede influir significativamente en los demás, pero no necesariamente es el responsable del equipo. Así como a un responsable puede nombrarse, a un líder no ya que el liderazgo se ejerce por consentimiento tácito de los demás.
Son las personas, los equipos, quienes eligen a quien quieren seguir, a quien toman en cuenta o admiran, a quien quieren como líder.
Un jefe por otro lado manifiesta autoridad para decidir, establecer objetivos y estrategias.
Tradicionalmente no ha sido lo que hoy llamamos responsable ya que un jefe busca a quien responsabilizar de los resultados, de las acciones o de comportamientos de su equipo. En general, los jefes se nombran al igual que los responsables.
A lo largo de mi propia vida profesional he sido las tres cosas. Algunos años he sido solo jefe, otras mezclé jefe con responsable y otras he sido las tres: jefe, responsable y líder.
Cada etapa ha tenido su momento que ha coincidido con mi nivel de consciencia y atención, con mi nivel de desarrollo personal. Quizás ese ha sido el motivo de que hayan podido convivir en mí las tres formas de gestionar un equipo y por eso primero ejercía de jefe de un grupo de personas para acabar siendo responsable y líder de un verdadero equipo.
Este contenido relacionado te puede interesar.
Vitae en medios
Cómo transitar hacia la conciliación
La gestión del equipo empieza en ti
Por esa experiencia personal, la gestión de un equipo empiezo en mí, en ti, en el YO.
Y en esa búsqueda personal que tanto permeó al ámbito profesional hay 4 cualidades fundamentales que encontré y tuve que desarrollar primero para mí y luego para mi equipo: conciencia, vulnerabilidad, empatía y compasión.
Los niveles de las cuatro no eran lo suficientemente altos para mí misma y no me avergüenza decir que ese fue el camino que tuve que aprender para conseguir la gran meta de un buen liderazgo:
Lograr una diferencia positiva en la vida de las personas que tenía el honor de llamarlas mi equipo.
Cuando esto se produce es cuando la gestión de equipos de trabajo impacta en los resultados, en el departamento, en la empresa, de forma irreversible y positiva.
Como responsable y líder, tu comportamiento se impulsa por valores como la resiliencia, la reinvención, la reforma, la resolución y el reconocimiento, pero su norte, su dirección, son los principios, leyes universales e inviolables, que dan forma a las consecuencias de dicho comportamiento.
Así pues, la gestión de tu equipo pasa por saber qué necesitas para comunicar y cómo hacerlo.
A estas alturas estás pensando cómo vas a hacer esto con la cantidad de trabajo que tienes. Así que antes de seguir leyendo te preguntaría: ¿qué es más importante para ti, apagar fuegos diarios o construir un futuro perdurable?
En los primeros momentos el/la responsable desarrolla el control de la situación, debe de ser un poco más jefe. Con el paso del tiempo tiene que sintonizar con el miedo de la gente y sus ansiedades además de ayudar a lidiar con los problemas de los demás. Es decir, hacerse responsable a nivel social, algo fundamental para colocar a la compañía en el camino del crecimiento.
Una crisis, cualquier situación compleja dentro de la empresa, puede detonar respuestas psicológicas como la hipersensibilidad, la ansiedad, el estrés, el aislamiento, la pérdida de la seguridad, la negación, el enfado o la depresión.
Es más frecuente de lo que queremos reconocer que la incapacidad de lidiar con el estrés, la sobrecarga de trabajo, la ansiedad o la falta de valoración tiene consecuencias directas en las compañías porque afectan limitando o anulando la creatividad y la innovación algo absolutamente necesario para navegar en tiempos complejos y lo hace a todos los niveles.
El presente y futuro de todas las empresas está en manos de sus personas y con mayor énfasis en aquellos que son jefes y/o responsables y/o líderes.
Susana Gállego Tuit
2 pasos a seguir para verlo más claro
Es cierto que lo que te estoy proponiendo no es nada fácil, pero es imprescindible para avanzar y transformar a tu equipo en la herramienta de mayor impacto para tu empresa.
Es necesario que esas 4 cualidades primero se sintonicen en el interior de cada uno, para comprender y lidiar con nuestra propias emociones y miedos. Solo entonces podremos enfocarnos en los demás, aliviando su estrés o ansiedad, apoyando sus miedos y fomentando su desarrollo.
Primer paso:
Al inicio de cualquier problema el responsable debe estabilizar la amenaza, paliar en la medida de lo posible su efecto. Para ello se reorganizarán las estructuras, se marcarán líderes en roles críticos y se analizarán escenarios posibles de desarrollo para anticipar la evolución de la situación compleja.
Segundo paso:
Es importante mirar alrededor y reconocer las tendencias reactivas que se desarrollan dentro de cada uno de nosotros para responder al cuidado de miembro del equipo.
Reconocer en uno mismo las reacciones como miedo o ansiedad ante un impacto nos ayuda a reconocerlas en los demás, permitiendo que se sientan y evolucionen. Es la única forma de que no se enquisten en nuestro interior y poder avanzar aun a pesar de ellas.
Por ello, un responsable debe cuidarse primero así mismo para salvaguardar la integridad de los demás que tiene a su cargo.
Estos dos pasos darán lugar a la transformación de responsable a líder.
Sintonizar: qué es y cómo hacerlo.
1.- Reconocer lo que uno mismo siente e integrarlo.
Para ello se necesitan crear momentos para conectar con uno mismo y con su estado de conciencia. Las respiración profunda e intencionada ayuda a esa íntima conexión ya que ralentiza el ritmo cardiaco y nos lleva a un estado más sereno.
– Tómate un tiempo para respirar conscientemente, en un ritual diario, por un tiempo determinado, sin distracciones. Bajarás el estrés y conseguirás que el cerebro reptiliano ceda el control al neocórtex, la zona de toma de decisiones, la zona de la lógica.
– Trata de sentir tu cuerpo, comprueba en qué parte viven o sientes tus emociones, no las reprimas. Al pausar por un momento al día la frenética actividad, creamos un espacio para pensar de forma coherente y alejada del miedo, romper o crear hábitos mentales de comportamiento que nos centre en el futuro y en lo positivo y estar presentes en cada compleja tarea laboral.
2.- Practica la gratitud diariamente.
Comparte ese sentimiento a diario. Está comprobado que mejora la salud mental, renueva la esperanza y la energía, el coraje y la autoestima. Lo puedes hacer de tres formas.
– Diario de gratitud, escribe cada día, 3 cosas por las que estés agradecido. Profundiza en los detalles, en las cosas simples.
– Escribe una carta de gratitud a alguien, la puedes enviar o no. El mero acto de escribir esos pensamientos positivos te ayuda a elevar tus procesos cognitivos positivos.
– Expresa a alguien gratitud una vez al día por teléfono, WhatsApp, email, con un café.
3.- Ábrete a expresiones de cuidado.
Compartir las propias emociones muestran nuestra vulnerabilidad y eso te ayudará a mantener tu propia estabilidad emocional y a relacionarte con los demás desde la empatía y la compasión.
Enumerar y nombrar las emociones que vives, hacerlas conscientes, a veces basta para regular los nervios y aliviar la ansiedad. También permite activar los procesos lógicos del neocórtex, disminuye el impacto de la amígdala, ayuda a desbloquear y asienta las bases de la autenticidad, la confianza y el liderazgo compasivo.
Reconocer en el otro.
1.- Reconozco lo mío en otros.
La vulnerabilidad y la compasión reconocidas en ti permiten que las veas en los demás. No se trata de justificar errores o conductas. Se trata de no enjuiciarlas y manifestar un deseo de resolución y cambio.
- Dar feedback constructivo es una de las herramientas más eficaces.
2.- Construye confianza.
Nadie se abre al aprendizaje o a la mejora si se siente incomprendido, inaceptado o juzgado.
Un equipo cuyos miembros no se conocen, no se comunican y no establecen relaciones positivas es un equipo abocado al fracaso.
La confianza se crea desde el reconocimiento del valor de cada miembro del equipo.
- Utiliza alguna reunión para permitir y desarrollar un mejor conocimiento del valor de cada uno dando espacio para que expresen qué es lo que admiran del otro y qué podría mejorar cada uno.
Este contenido relacionado te puede interesar.
Gestión de equipos de trabajo: NOSOTROS
Un equipo nace cuando alguien crea un propósito y reúne en torno a él a esas personas. Del YO al Nosotros (Segunda partee)